Nuestro modelo de gestión: un organismo vivo al servicio de las

personas

Ser la segunda mayor empresa sanitaria de Chile, y la más grande en regiones, implica una enorme responsabilidad: más de 4 millones de personas dependen de nuestra capacidad para entregar agua potable y saneamiento de calidad, cada día, en condiciones desafiantes y entornos diversos.

Esto no es solo un desafío técnico; es una misión humana. Servir con excelencia en algo tan esencial nos compromete a alcanzar estándares cada vez más altos. Estamos presentes en el 35% de las comunas del país, gestionamos el 25% de las captaciones de agua de Chile, y operamos más de 100 plantas de tratamiento de aguas servidas. A esto se suma una compleja articulación territorial que incluye a más de 110 alcaldías, gobernaciones, delegaciones presidenciales y más de 2.200 organizaciones sociales. Este entorno no solo exige coordinación, sino también coherencia.

¿Cómo logramos entonces que el servicio que entregamos en Chillán tenga la misma calidad que en Rancagua, Concepción, Talca, en una planta ubicada en la precordillera o en el borde costero?

La respuesta está en nuestro modelo de gestión. Un modelo que concebimos como un ser humano, donde cada parte cumple una función vital, interconectada y orientada a un propósito superior.

Una gestión con cuerpo, mente y corazón

Hemos adoptado una analogía que guía nuestra forma de operar: si nuestra empresa fuera un ser humano, así se vería:

La cabeza que guía el camino

Nuestra hoja de ruta se basa en la Estrategia “Océano”, que nos diferencia a través de cinco focos clave: sostenibilidad del servicio, innovación y desempeño, Sello Essbio y Nuevosur, valor ciudadano, y 17 iniciativas transformadoras. Esta estrategia busca convertirnos en líderes de excelencia en la industria sanitaria, anticipando cambios regulatorios, climáticos y sociales, y colocándonos a la vanguardia del desarrollo sostenible.

El corazón que impulsa nuestro avance

Las personas son el motor de todo. Hemos definido una propuesta de valor que promueve la equidad, inclusión y conciliación laboral-familiar. Hoy más que nunca, atraer y desarrollar talento diverso no solo es un imperativo ético, sino también una ventaja competitiva. Invertimos en nuestros equipos porque sabemos que el conocimiento y compromiso humano son irremplazables en la transformación organizacional.

El esqueleto que nos da soporte

Nuestro modelo operativo se basa en procesos robustos, documentados y replicables. Como me gusta decir, nuestras prácticas deben parecerse al Egipto antiguo y no al Imperio inca: debemos dejar de depender de lo que «nos contaron» y operar con procedimientos escritos, como los jeroglíficos que aseguraban continuidad y legado. Con nuestro sistema de gestión integrado estandarizamos procesos, mitigamos riesgos y aseguramos calidad desde el origen hasta el cliente.

Los músculos que nos mueven con coherencia

Este año dimos un paso clave al reconocer a referentes culturales que encarnan nuestros valores. Hemos definido seis Principios Culturales que deben guiar nuestro actuar: Apasiónate por servir a las personas. Hazte cargo, conquistemos nuestros objetivos. Digamos las cosas, de forma clara y transparente. Comprométete, juntos llegamos más lejos. Reconoce el valor que aportan las personas. Desafíate, adelántate. Estos valores no son frases decorativas: son compromisos que nos definen como equipo y como compañía.

La razón de ser que da sentido a todo

Nada de esto tendría sentido sin un propósito claro: «Agua para tu vida y el cuidado del entorno». Esta frase resume nuestra vocación de servicio y nuestro impacto en el territorio. No solo abastecemos hogares, también habilitamos desarrollo, salud, equidad y resiliencia. Nuestro propósito nos impulsa a ser más que eficientes: nos exige ser significativos.

Este modelo no es solo un marco conceptual; es la columna vertebral que nos permite entregar un servicio confiable y humano, incluso en contextos tan distintos como una localidad costera o un valle interior. Nos ayuda a tomar decisiones más sabias, a crecer con sentido y a construir confianza con todos nuestros grupos de interés.

 

Hoy te invito a hacer tuyo este modelo. Reflexiona sobre cómo te vinculas con cada uno de estos elementos y cómo contribuyes a hacerlos realidad. No se trata de discursos, sino de comportamientos concretos, decisiones diarias y compromiso con lo que somos y hacia dónde queremos ir.

Sigamos avanzando juntos. Porque transformar la industria sanitaria no es una tarea de algunos: es una construcción colectiva.

Cristian I. Vergara Castillo
Gerente General